El pozo de los deseos es un regalo consistente en fabricar un recipiente en el que tu pareja pueda depositar (durante un limitado tiempo que tu decidas) deseos que vas a deber hacer realidad. Un masaje en los pies, prepararle un baño, cocinarle una rica cena…
Soy además, una genial dama de compañía. El cóctel perfecto, elegante y discreta en sociedad y, en la intimidad, una amante capaz de darte un éxtasis que no vas a olvidar. Me transformaré en tu adicción.
Soy una acompañante que hace toda clase de servicios, yo no tengo límites en el sexo. Me agrada el francés, lo hago estupendo. Asimismo disfrutarás conmigo de unos masajes eróticos que te van a hacer desvariar. Anímate, podrás jugar como desees con cada parte de mi cuerpo voluptuoso.
Tras haber aprendido que los valores solo se cambian por el correr del tiempo o bien por un impacto sensible, decidió que no deseaba vivir con la esperanza de que fuera a cambiar por ella. Evitó un enamoramiento desquiciado y doloroso.
Solo con el tiempo y con múltiples intentos progresivos, el tejido anal se adecua para el deleite de las penetraciones. Evidentemente, una vez conseguidas las primeras penetraciones totales carentes de molestias y dolor, los amantes pueden dar rienda suelta a sus deseos y lascivias.
En el mes de julio de 2001, me notificaron que me enfrentaría a una jubilación forzada a fines de año. Me ofrecieron un paquete atrayente que me permitiría libertad financiera. Mi esposa de manera inmediata quiso tenerme como 24/7
Una vez brinquéis a la pista deberás jugar con tu cuerpo, y el suyo, para calentar el entorno. Muérdele suavemente la oreja, recorre su cuello con un pañuelo, y dejaros llevar por el contacto de vuestros cuerpos. Eso si, mejor con una pista de baile bien frecuentada.
Los celos no son otra cosa que una gran inseguridad y en la mayoría de las veces causan enormes estragos en los matrimonios pues los hombres y mujeres que los padecen toman el rol de detectives privados con su pareja.
Finalmente, se estaba agotando, y consideramos que era hora de darle un descanso. Está bien, chico duro. Si no puedo sacártelo con dolor, entonces supongo que deberé intentar algo más. ¡Geno, Mousey, córtalo!
Esto es, en lugar de hacerlo frontalmente, aproxímate ofreciéndole tu hombro o bien incluso tu espalda, como si no quisieras nada de ellos y estuvieras a puntito de marcharte. Esto resulta algo contraintuitivo y forzado, pero cuando se domina puede dar excelentes resultados652.
